El sitio Richelieu, un palacio en pleno corazón de París

La reapertura del sitio histórico de la Bibliothèque nationale de France en septiembre de 2022, tras más de una década de obras, coincide con el tricentenario de su primera instalación en el antiguo palacio del cardenal Mazarino, en 1721-1722. Este edificio, por aquel entonces destinado a la biblioteca real, no ha dejado de ampliarse desde entonces, debido al constante aumento de sus fondos. Por primera vez en su historia, la BnF ha tenido la oportunidad de renovar y replantear por completo un edificio que se fue construyendo en el transcurso de los siglos.

 

Fachada de la entrada Vivienne © Élie Ludwig / BnF

 

A lo largo del tiempo, prestigiosos arquitectos como Henri Labrouste, Jean-Louis Pascal y Michel Roux-Spitz se fueron sucediendo en la transformación del lugar. La renovación del sitio, encargada a los arquitectos Bruno Gaudin y Virginie Brégal, con el apoyo de los arquitectos de monumentos históricos Jean-François Lagneau y Michel Trubert, sigue los pasos de los grandes arquitectos de la Biblioteca. Esta pone de relieve la historia del lugar a la vez que dota a los espacios del confort moderno, abriendo el edificio a la ciudad y acogiendo a un público cada vez más diverso.

Descubra en esta página los espacios renovados en este proyecto de gran envergadura.

El jardín Vivienne

En pleno corazón del París histórico, dominado por la piedra y los edificios y carente de zonas verdes, se creó un nuevo jardín en el sitio Richelieu. El jardín Vivienne fue diseñado por Gilles Clément, artista-jardinero, Antoine Quénardel, diseñador paisajista, y Mirabelle Croiziern, arquitecta del patrimonio. Su proyecto, titulado Hortus papyrifer, presenta una serie de plantas papiríferas conocidas por formar parte en la elaboración de soportes de escritura y de impresión: morera, bambú, papiro. De este modo, el jardín crea un claro vínculo con la Biblioteca como lugar emblemático de conservación de las obras en papel.

El jardín se ubica exactamente en el lugar en el que el cardenal Mazarino ordenó crear el jardín de su palacio en el siglo XVII. Tras desaparecer en el siglo XVIII cuando la Bolsa de valores se instaló en la galería Mansart, Henri Labrouste lo recreó a mediados del siglo XIX a través de una zona verde «de estilo francés», trazada en cuatro parterres de césped, alrededor de un estanque aderezado con una fuente central.

Los recorridos actuales evocan estas grandes orientaciones y están diseñados para establecer un diálogo con las fachadas del Hôtel Tubeuf y del ala Mansart, utilizando para el suelo revestimientos de ladrillos de arcilla de diversos colores. La fuente se transformó en un estanque decorado con plantas acuáticas, que ofrecen un entorno específico y un nuevo hábitat ecológico.

El vestíbulo Vivienne y la escalera de honor

El vestíbulo Vivienne consta de tres espacios. En el primero se encuentra el nuevo mostrador de recepción y corresponde a una antigua sala de exposiciones, la sala Mortreuil, cuya pared oeste, que da a la escalera, se eliminó para despejar los volúmenes y facilitar la circulación.

La escalera de honor ocupa el segundo espacio. La primera escalera la construyó Robert de Cotte en el siglo XVIII. Jean-Louis Pascal la sustituyó a principios del siglo XX, conservando algunos de los paneles del pasamanos. Las partes históricas de esta escalera se desmontaron cuidadosamente cuando comenzaron las obras en 2017. La actual escalera de metal, en forma de espiral, es una creación original de Bruno Gaudin que libera la perspectiva y da acceso a las plantas accesibles al público, al tiempo que deja penetrar la luz natural procedente de un techo de vidrio cenital.

Por último, un tercer espacio enlaza con el vestíbulo Labrouste. El vacío central creado por Labrouste para aportar luz natural se recreó dotando el rellano de la planta superior con losetas de vidrio. Entre los dos ventanales de acceso al vestíbulo Labrouste, un gran plano audiotáctil ayuda a los visitantes a orientarse en el sitio.

Escalera de honor © Guillaume Murat / BnF

La sala Oval

La majestuosa sala Oval es una emblemática sala de la BnF I Richelieu convertida en el símbolo de la apertura del sitio.

La construcción de la sala Oval la emprendió en 1897 Jean-Louis Pascal, la finalizó en 1932 Alfred Recoura, y la inauguró en diciembre de 1936 el presidente francés Albert Lebrun. Entre 1999 y 2016, albergaba a la vez la sala de referencias bibliográficas del sitio Richelieu para la BnF y la sala de lectura de la biblioteca del Instituto Nacional de Historia del Arte (INHA). En septiembre de 2016 se cerró por reformas y se reabrió en 2022, convirtiéndose finalmente en una sala de libre acceso.

Las dimensiones de esta sala, catalogada como monumento histórico, son impresionantes, puesto que forman un óvalo de 43,70 m por 32,80 m y 18 m de altura. El techo se compone de una vidriera central rodeada de una elegante lacería de hojas de acanto doradas, mientras que la parte superior del óvalo está perforada por dieciséis óculos (ojos de buey) acristalados rodeados de mosaicos. Gracias a las losetas de vidrio instaladas en el suelo, que no fue posible conservar en el proyecto por cuestiones de seguridad de los espacios, la luz proyectada desde el techo de vidrio podía penetrar hasta el depósito situado en el sótano, conocido como la «cripta Pascal». Sobre cada uno de los óculos figura el nombre de una ciudad famosa por su importancia simbólica en la historia de las civilizaciones y las bibliotecas. Estas aberturas circulares coronan las arcadas, sustentadas por dieciséis pares de columnas estriadas con capiteles jónicos, de hierro fundido. Alrededor de la sala se distribuyen casilleros con pequeños compartimentos, y por encima, a lo largo de las paredes, discurren tres pisos de estanterías con balcones y suelos de hierro con celosías.

La sala se sometió a una restauración ejemplar, centrada en particular en el gigantesco techo de cristal, en los óculos acristalados y en los mosaicos. Las mesas Recoura se reinstalaron conforme a una nueva disposición diseñada y creada por los arquitectos.

La restauración de la Sala Oval ha recibido el apoyo de más de 2700 donantes.

Para descubrir la sala Oval y sus colecciones, antes, durante y después de su visita, visite nuestro sitio web específico. Los bibliotecarios le guiarán a través de las selecciones temáticas y de las lecturas recomendadas.

 

Ir a la página web de la Sala Oval

Módulo interactivo de la página web de la sale Oval © Cécile Becq

 

Una creación original para la Sala Oval
La silla diseñada por Patrick Jouin para la sala Oval, en colaboración con el Mobilier national © Élie Ludwig / BnF

Con la finalización de los trabajos de renovación del sitio Richelieu, la sala Oval recuperará su función original de sala de lectura accesible para el público general. Una biblioteca plenamente comprometida con el servicio a sus lectores ofrece unos fondos ricos y variados para su consulta, así como un mobiliario adaptado para dedicar horas a la lectura y al estudio. Con el fin de responder a esta necesidad, la BnF recurrió al Mobilier National para la creación original de una silla. El diseño de esta, fruto de esta excepcional colaboración, se encargó al diseñador Patrick Jouin. El Atelier de Recherche et de Création (ARC) del Mobilier National creó el prototipo. Los 160 puestos de lectura de la sala Oval contarán con esta silla, producida por el fabricante vasco francés ALKI, que estará a disposición del público general.

La galería Mansart- galería Pigott

En la galería Mansart, conocida como la «galería baja» del cardenal Mazarino, se exponía originalmente su colección de esculturas antiguas. Se trata de una sala rectangular de 45,40 m de largo por 6,30 m de ancho, con un techo abovedado de 5,95 m de altura.

Al igual que galería Mazarin, situada justo en la planta superior, en ella se exponía una rica decoración de estucos y pinturas creada en 1649 por Alessandro Salucci y Vincent Adriaenssen Leckerbetien, conocido como Il Manciola, para la bóveda, y Le Tellier y Paolo Gismondi para las paredes.

A partir de 1724, en esta sala se instaló la Bolsa de valores y, más tarde, el Tesoro Público. Tras ser asignada a la Biblioteca en 1828, se convirtió en la sala de lectura del gabinete de Estampas en 1854 después de ser restaurada por Henri Labrouste. Posteriormente fue restaurada y remodelada en 1938 por Michel Roux-Spitz para convertirla en un espacio de exposiciones temporales. Aunque la bóveda está bien conservada, las decoraciones murales prácticamente han desaparecido, salvo los frescos situados junto a la ventana del fondo de la galería (extremo sur). La galería Mansart se sometió a una importante restauración, bajo la dirección delegada del OPPIC, y a una remodelación museográfica, bajo la dirección de las agencias Gaudin y 8“18, para reconvertirla, en 2022, en una galería de exposiciones temporales. Esta galería solo está abierta al público durante estos períodos de exposición.

La galería Mansart se restauró gracias al apoyo de la Paccar Foundation.

El vestíbulo Labrouste

Vestíbulo Labrouste © Jean-Christophe Ballot / BnF / Oppic

 

El vestíbulo Labrouste se ubica en prolongación del vestíbulo Vivienne. Con el embaldosado de mármol claro con cabujones redondos de color rojo y borde verde, los revestimientos de piedra dura de las paredes y los bajorrelieves con discos incrustados de mármol pulido, su estética evoca los restos de Pompeya y las tumbas etruscas.

La sala Labrouste

Esta sala, catalogada como monumento histórico desde 1983, fue construida entre 1861 y 1868 como pieza central de un gran proyecto de reorganización de la Bibliothèque nationale, y constituye la obra maestra del arquitecto Henri Labrouste.

Henri Labrouste retomó el principio de una estructura metálica, que ya se había probado en la biblioteca Sainte-Geneviève, pero en un registro formal totalmente diferente, que en este caso evocaba el Oriente bizantino. La sala está iluminada por nueve cúpulas, revestidas de losetas de barro, que difunden una luz uniforme por todo el espacio. Las cúpulas descansan sobre arcos de hierro calado sustentados por dieciséis finas columnas de hierro fundido, que contribuyen a la extraordinaria ligereza de este espacio. En 1864, el paisajista Alexandre Desgoffe creó las pinturas instaladas por encima de los estantes laterales, que representan una naturaleza verdeciente con la intención de transmitirles a los lectores una sensación de calma y relajación. Treinta y seis medallones de hombres de letras de todo el mundo aderezan el perímetro de la sala.

La Sala Labrouste tras la renovación © Emmanuel Nguyen Ngoc / BnF

 

Inicialmente, la sala no disponía de luz artificial, por temor a los riesgos que podía entrañar la iluminación con gas. Cuando se introdujo la electricidad en la década de 1920, se instalaron lámparas que se han conservado, algunas con pantallas de opalina.

Como parte de las obras de renovación, llevadas a cabo bajo la supervisión del arquitecto Bruno Gaudin y del jefe de arquitectos de Monumentos Históricos, Jean-François Lagneau, se renovó toda la estructura, así como las pinturas y el mobiliario. Estos se limpiaron a fondo, sin aportarles ninguna modificación, para devolverle a la sala su esplendor original.

El suelo de roble se reconstruyó de la manera lo más fiel posible, ya que el original estaba demasiado dañado para conservarse.

La biblioteca del INHA se encuentra ahora en esta sala.

El depósito central

El depósito central tras la renovación © Jean-Christophe Ballot / BnF / Oppic / Inha / EnC

Detrás de la sala Labrouste, las dos cariátides monumentales del escultor Joseph Perraud marcan la entrada al corazón funcional de las instalaciones de Labrouste: el gran depósito central. El depósito central de impresos, creado en 1865, resultó revolucionario en su diseño para la época. Este marca la separación entre los espacios de lectura y los de almacenamiento, pero sigue resultando visible desde la sala.

Este depósito, dotado de cuatro plantas y un sótano, de 2,30 m de altura por planta para evitar el uso de escaleras, de suelos de enrejado para dejar que la luz penetre desde el techo acristalado, y unas prácticas conexiones entre todas las secciones, se convertirá en todo un referente durante muchos años. En él se conservarán durante 130 años las colecciones de impresos de la BnF, antes de su traslado en 1998 al sitio François-Mitterrand. El depósito, diseñado para albergar 1,2 millón de volúmenes, ya resultaba insuficiente cuando se inauguró. Pero su diseño vertical, su proximidad a la sala de lectura y un ingenioso sistema de transporte de las obras hicieron posible lograr unos niveles de eficacia y rapidez hasta el momento inalcanzables.

Bruno Gaudin y Jean-François Lagneau lo restauraron devolviéndole su aspecto original, y lo abrieron al público, lo que supuso una gran novedad en la historia del lugar. Para ello, Bruno Gaudin diseñó una serie de muebles contemporáneos: expositores, puestos de consulta de pie, puestos de lectura individuales sentados totalmente integrados en las estanterías históricas, y una serie de mesas con capacidad para tres, cuatro o seis personas.

Por primera vez en su historia, este depósito resulta accesible para los lectores, en tres niveles. La biblioteca del INHA ofrece allí alrededor de sesenta puestos de lectura y la posibilidad de consultar en acceso libre decenas de miles de obras sobre historia del arte.

El patio de honor

El patio principal se encuentra delimitado por edificios de diferentes épocas. La fachada con escalinata, situada frente al acceso por la rue de Richelieu data del siglo XVIII; esta pieza catalogada como monumento histórico, es el único vestigio exterior del trabajo del arquitecto Robert de Cotte. El ala norte, a la izquierda de la entrada, también construida por Jules-Robert de Cotte según los planos de su padre, fue reconstruida en 1877 por el arquitecto Pascal, a partir del modelo antiguo.

 

Los lectores entran por el patio de honor © Emmanuel Nguyen Ngoc / BnF

 

Henri Labrouste es el responsable del aspecto actual de esta zona, con las fachadas neoclásicas sur y oeste de este patio, construidas entre 1870 y 1872. En 1867, construyó un vestíbulo de entrada al sur (actual vestíbulo Labrouste) para dar acceso a la nueva sala de trabajo. La galería acristalada, diseñada por el arquitecto Bruno Gaudin, une ahora los espacios de la primera planta de la Biblioteca accesibles al público, ofreciéndoles a los visitantes una impresionante vista panorámica del patio. Esta galería conduce a la sala de lectura de Manuscritos y une las dos partes del sitio, así como todos los espacios museísticos. Esta galería crea un recorrido coherente a lo largo de toda la primera planta y responde plenamente a la intención de abrir al máximo el sitio. El propio Henri Labrouste instaló en su día una galería de conexión realizada en madera. La creación de Bruno Gaudin constituye una reinterpretación moderna de esta última.

Bajo el pórtico de entrada, cuatro estatuas representan los cuatro departamentos históricos de la Biblioteca: La Imprenta por Jules Jacques Labatut, El Grabado por Jean-Baptiste Hugues, La Caligrafía por Jules Coutan y La Numismática por Just Becquet.

El Vestíbulo Roux-Spitz

Como símbolo del trabajo de «tejido» realizado por el arquitecto Michel Roux-Spitz para la Biblioteca, este vestíbulo, creado entre 1936 y 1947, comunica los espacios restaurados del siglo XVII (la galería Mansart y la galería Mazarin) con los espacios que diseñó para el departamento de Estampas y el de Mapas y Planos, instalados en el Hôtel Tubeuf, completamente reformado. Roux-Spitz recubrió con estuco las nuevas paredes de hormigón e instaló un embaldosado de piedra y mármol. Las puertas son de roble encerado con marcos de piedra de Hauteville.

En los trabajos recientes se ampliaron los dos rellanos, el de la planta baja y el de la planta principal. Bruno Gaudin instaló dos paredes de cristal para poner de relieve la estructura creada por Roux-Spitz, que conservó las fachadas del siglo XVII del Hôtel Tubeuf pero vació el edificio con el fin de instalar ocho plantas de depósitos.

En la planta baja, Bruno Gaudin creó un nuevo depósito de mapas de gran formato que puede verse a través de una pared de cristal. Al final del vestíbulo se encuentra una elegante escalera con un hueco central de 1,57 m de diámetro, que figura en el Inventario Suplementario de Monumentos Históricos. En la primera planta, el rellano está decorado con bajorrelieves del escultor Marcel Gaumont, y puede verse un depósito acondicionado por Roux-Spitz para las colecciones de la Reserva de Estampas. En la planta superior, La Dame au bain, una bañista de mármol blanco de Alfred-Auguste Janniot, adorna el espacio a través del cual se accede a la sala de lectura de Mapas y Planos, Estampas y Fotografía. Las dimensiones de la obra eran tales, que hubo que esperar a que estuviera instalada para poder terminar las paredes y el techado de esta parte del edificio.

El museo de la BnF

Heredera de las colecciones de los reyes de Francia desde Luis XI, la Biblioteca reúne, desde su origen, además de manuscritos e impresos, objetos de diversa índole. Un testimonio de principios del siglo XVI confirma la presencia, en la «librería» de Blois, no solo de libros con valiosas encuadernaciones, sino también de objetos. La gran variedad de colecciones de la Biblioteca se confirmó definitivamente en la época de Colbert con el traslado del gabinete de Medallas del rey a la calle Vivienne y la adquisición de la colección de dibujos y estampas del abad de Marolles en 1667.

 

Entrada al museo de la BnF © Guillaume Murat / BnF

 

A partir de entonces, libros, imágenes y objetos se conservaron en un único lugar bajo la autoridad del bibliotecario del Rey. El Cabinet du Roi se abrió a los visitantes en 1741, convirtiéndose en el primer verdadero «museo» de París. Sucesor del museo del Departamento de Monedas, Medallas y Antigüedades (1917-2016), el nuevo museo de la Biblioteca Nacional de Francia abarca ahora la totalidad de las colecciones de la Biblioteca. Está instalado en la primera planta, con una superficie de 1.200 m², en una museografía elegante y contemporánea diseñada por la agencia Guicciardini & Magni (Florencia, Italia) en armonía con los espacios históricos que lo albergan. En total, el museo ofrece hoy a los visitantes la posibilidad de admirar cerca de mil obras, algunas poco conocidas, pero todas emblemáticas de las colecciones de la Biblioteca, de las cuales unas ciento cincuenta se renuevan regularmente.

 

MÁS INFORMACIÓN SOBRE EL MUSEO DE LA BNF

Sala de las Columnas – sala Fundación Leon Levy

La sala de las Columnas © Nicolas Gallon / Agence Contextes / BnF

 

La sala de las Columnas, situada al final de la escalera, en el rellano de la planta principal, recrea la disposición de un templo antiguo. Esta sala fue diseñada por Jean-Louis Pascal como un lugar de exposición para las ricas colecciones antiguas, a cuya función aún se sigue dedicando hoy en día.

Desde sus orígenes, las colecciones de la BnF se han recopilado con el ánimo de comprender la historia y las civilizaciones de la Antigüedad, no solo la griega y la romana, sino otras tantas culturas. Dentro de estas paredes, se logró descifrar el fenicio y el arameo de Palmira y se produjeron los primeros descubrimientos de la arqueología científica francesa. Y este espíritu es el que guía la presentación de las colecciones en esta sala.

Gabinete Precioso – sala Sisley-d’Ornano

Gabinete Precioso – sala Sisley-d’Ornano © Élie Ludwig / BnF

 

El Gabinete Precioso también es obra de Pascal. Su techo está aderezado con cuatro grandes medallas doradas, que evocan las colecciones principales del Departamento de Monedas, Medallas y Antigüedades. Se presentan colecciones fundamentalmente metálicas: medallas, joyas, piedras talladas, vajillas de gala en metales preciosos.

El Gabinete Precioso se restauró gracias al apoyo de la Fundación Sisley-d’Ornano.

MÁS INFORMACIÓN SOBRE EL MUSEO DE LA BNF

La sala de Luynes

Salle de Luynes © Nicolas Gallon / Agence Contextes / BnF

 

La sala de Luynes, diseñada por Jean-Louis Pascal entre 1902 y 1906, conserva toda la colección donada por el duque de Luynes en 1862, compuesta principalmente por objetos antiguos y obras tan excepcionales como la espada de Boabdil. La donación de su colección constituyó la fuente de enriquecimiento más importante del gabinete de Medallas en el siglo XIX. La colección está repartida por las vitrinas siguiendo las diferentes temáticas.

La sala de Luynes se restauró gracias al apoyo de la Fundación Andreas Mentzelopoulos.

La sala Barthélemy

La sala Barthélemy © Élie Ludwig / BnF

 

Esta sala decorada en caoba se construyó a principios del siglo XX para conservar y estudiar las alrededor de 600 000 monedas y medallas del gabinete. Como antigua sala de lectura del departamento de Monedas, Medallas y Antigüedades, la sala Barthélemy debe su nombre al abad Barthélemy (1753-1795), erudito y orientalista, que arriesgó su vida para salvar las colecciones del gabinete del Rey que le habían sido confiadas durante la Revolución. Esta sala también se utilizaba como depósito, ya que algunas de las inmensas colecciones de monedas del departamento se conservaban en los medalleros distribuidos por el perímetro de la sala en tres niveles.

Esta sala conserva la decoración y el mobiliario creados por Pascal en el estilo Luis XVI, a principios del siglo XX, que figuran en el Inventario Suplementario de Monumentos Históricos.

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El salón Luis XV

Acondicionado a mediados del siglo XVIII para acoger la colección real de monedas y piedras talladas, el salón Luis XV permanece, desde su creación, abierto a los visitantes tanto eruditos como curiosos. Así, podría considerarse el museo más antiguo de París.

Su decoración y mobiliario del siglo XVIII constituyen un conjunto único en el mundo y convierten este espacio en una excepcional «period room» (sala de época) de la Ilustración.

La decoración mural consiste en una serie de pinturas del siglo XVIII que representan a las musas y sus protectores, realizadas por los más destacados artistas de la época, que tenían sus talleres entre las paredes de la Biblioteca Real. En 1742, François Boucher pintó las cuatro sobrepuertas, de las cuales, tres entrepaños fueron realizados por Carle Van Loo en 1745. Charles Natoire ejecutó ese mismo año los otros tres entrepaños. Dos grandes retratos en majestad completan el conjunto: un retrato de Luis XV pintado en los talleres de Versalles y una copia del siglo XIX del retrato de Luis XIV de Hyacinthe Rigaud. Los marcos de los cuadros, de madera dorada, también datan del siglo XVIII.

Por último, como el salón actual resultaba ligeramente más grande que el original, Jean-Louis Pascal encargó a principios del siglo XX cuatro cuadros de los Amores para las esquinas del salón. Las carpinterías y los trofeos de estuco son una fiel reproducción de la decoración original del siglo XVIII, que aún puede verse en la parte del salón original conservada en el Hôtel de Nevers.

Cuando el salón se reinstaló a su ubicación actual, Jean-Louis Pascal ordenó que se añadiesen dos medalleros centrales a principios del siglo XX, copiados del modelo de medalleros del siglo XVIII, para poder guardar las colecciones cada vez más extensas. El mobiliario consta de seis medalleros pequeños y de dos grandes montados en las paredes, cada uno con una ménsula que sostiene una mesa de mármol rosa torneado y un armario de dos hojas. En el centro se encuentra una mesa de excepcionales dimensiones.

Los medalleros y la mesa fueron fabricados en 1742 por los talleres de ebanistería Verberckt. Quince sillas y sillones de caña del siglo XVIII, obra de Louis Cresson, completan el conjunto.

El salón Luis XV se restauró gracias al apoyo de donantes y mecenas:

  • Dai Nippon Printing
  • T. Kimball Brooker Foundation
  • Stavros Niarchos Foundation (SNF)
  • Fondation Evergète
  • French Heritage Society - Iron Mountain

La Rotonda y la galería Auguste Rondel

La Rotonda es una zona del museo situada al final de la galería de cristal, en el ala Richelieu. La distribución y la decoración original, diseñadas y creadas por Henri Labrouste entre 1870 y 1875, se conservaron y restauraron. Aquí se encontraba hasta 1998, un depósito de la Reserva de libros raros, donde se conservaban los ejemplares de la Biblia de Gutenberg. Esta zona, ahora abierta al público, ofrece un espacio ideal para la exposición temporal de algunos de los conjuntos más significativos de las colecciones de la Biblioteca. 

 

La Rotonda © Nicolas Gallon / Agence Contextes / BnF

 

Gracias a una gran puerta acristalada, la Rotonda ofrece una vista de la galería Auguste Rondel, un magnífico depósito del siglo XIX en el que hoy se conserva lo esencial de la colección de este apasionado mecenas, creador de los fondos del departamento de Artes Escénicas. Este antiguo depósito de la Reserva de libros raros también fue construido por Henri Labrouste entre 1870 y 1872. Se trata de un espacio impresionante, de 44 m de largo por 9,60 m de ancho, con vigas metálicas y compartimentos en el techo pintados en gris y rojo. Algunas de las viguetas llevan el nombre de figuras clave de la historia de la Biblioteca. Las paredes están revestidas de arriba a abajo con molduras de roble.

Al final de cada tramo, varias vitrinas-pupitre servían para exponer las encuadernaciones más valiosas de la Reserva y ahora se destinan a las colecciones de Artes Escénicas.

La galería Mazarin

La galería Mazarin © Guillaume Murat / BnF

 

Como vestigio del Palacio Mazarin, la galería que lleva su nombre, una de las joyas del sitio Richelieu, es el corazón palpitante del nuevo museo de la BnF.

Se trata de uno de los escasos ejemplos de galería barroca que aún se conservan en Francia. Perfectamente superpuesta a la galería Mansart situada en la planta inferior, la galería Mazarin ha conservado gran parte de su trazado del s. XVII. Está catalogada como monumento histórico.

La galería fue construida por François Mansart entre 1644 y 1646 a petición de Mazarino, que instaló allí sus ricas colecciones de pintura y escultura. La restauración de la Sala Oval ha recibido el apoyo de más de 2700 donantes.

 

Descubra la galería Mazarin

 

La galería Mazarin se restauró gracias al apoyo de donantes y mecenas:

  • Caisse d’Épargne Île-de-France
  • Banque Hottinguer
  • French Heritage Society - Florence Gould Foundation
  • Fondation TotalEnergies - Fondation du Patrimoine
  • Carnegie Corporation of New York
  • Patrick A. Gerschel Foundation
  • David and Susan Rockefeller

La cámara de Mazarino

La cámara de Mazarino © Jean-Christophe Ballot / BnF / Oppic

 

Aunque Mazarino dispuso de dos cámaras en su palacio, ninguna de ellas corresponde a la que hoy llamamos «cámara de Mazarino», que en tiempos del cardenal era más bien una antecámara. Esta sala, construida entre 1650 y 1655, conservó un techo de doce paneles pintados con figuras alegóricas y temas mitológicos. Los dos principales, realizados por Michel Dorigny, representan a La Fortuna y La Felicidad pública. Sus paredes están cubiertas de altas carpinterías de madera pintada del siglo XVIII, en las que figuran representadas las virtudes cardinales (prudencia, templanza, fortaleza, justicia) y teologales (fe y esperanza, la caridad no figura representada). La cámara de Mazarino fue declarada monumento histórico protegido, y se sometió a una restauración completa en 2018-2019 bajo la dirección de Michel Trubert, jefe de arquitectos de Monumentos Históricos. Este espacio, al que puede accederse en visita guiada, sigue siendo la puerta de acceso a la sala de lectura de la Reserva de Estampas.

Las salas de lectura de los departamentos especializados

La sala de lectura de los departamentos de Música y Manuscritos

La sala de lectura de los departamentos de Música y Manuscritos © Jean-Christophe Ballot / BnF

 

Esta sala, situada en la primera planta del ala Robert de Cotte, fue diseñada por Jean-Louis Pascal entre 1880 y 1886 para el departamento de Manuscritos, sustituyendo a la sala de lectura pública creada por Visconti en 1833 y reformada por Labrouste. Con una superficie de casi 350 m², tiene ventanas que dan al patio de honor y se inspira en gran medida en las galerías históricas del siglo XVIII, cuya disposición adopta. Parte de las carpinterías las componen piezas reaprovechadas del revestimiento original del siglo XVIII, mientras que otras son copias perfectas del siglo XIX. La sala está comunicada por dos escaleras de caracol notablemente trabajadas. Esta sala, que figura en el Inventario Suplementario de Monumentos Históricos, se restauró completamente en 2016. Desde 2022, alberga los departamentos de Manuscritos y Música, que comparten los puestos de lectura a ambos lados del banco central. Esta sala no está abierta a las visitas (salvo en días excepcionales), pero puede contemplarse a través de la puerta de entrada acristalada.

La sala de lectura de los departamentos de Manuscritos y Música se restauró gracias al apoyo de Mark Pigott.

La sala de lectura de los mapas y planos, estampas y fotografía

La sala de lectura de los mapas y planos, estampas y fotografía © Élie Ludwig / BnF

 

Esta sala, creada en 1947 por Michel Roux-Spitz, fue utilizada exclusivamente por el departamento de Estampas y Fotografía hasta su cierre en 2016. La sala goza de una iluminación natural uniforme gracias a un techo de vidrio cenital rematado en diente de sierra con el acristalamiento orientado al norte, para así evitar la proyección directa de la luz. Las paredes y los pilares de la sala están revestidos de piedra de Hauteville, que aporta un tono claro sobre el que destacan los muebles de roble oscuro.

Gracias a la restauración a gran escala del sitio, los visitantes pueden descubrir ahora los entresijos de la Biblioteca, en particular, el depósito de la Reserva diseñado por el arquitecto Roux-Spitz en los años 1930, en el que se conservan algunas de las colecciones más valiosas del departamento. Varios objetos evocadores de las colecciones (escritorio, cámara fotográfica, dispositivo óptico, etc.) se exponen en una vitrina de cristal.

Desde 2022, la sala alberga el departamento de Mapas y Planos y el departamento de Estampas y Fotografía.

La sala de lectura de las Artes escénicas

La sala de lectura de las Artes escénicas © Emmanuel Nguyen Ngoc / BnF

 

La sala de lectura de Artes Escénicas, que fue completamente rediseñada y reformada por la agencia Gaudin en 2016, ofrece un entorno sobrio y confortable ideal para estudiar, gracias a la dulzura natural de la madera clara usada para la decoración y el mobiliario. En su superficie de 200 m² dispone de veintiocho puestos de lectura, seis de ellos adaptados para la consulta de documentos de gran formato (carteles, maquetas, etc.). Dos puestos audiovisuales permiten ver las secuencias de los espectáculos que conserva el departamento. En el salón se pueden hojear las nuevas adquisiciones y una selección de revistas. Una oferta ampliada y renovada de casi 5000 obras en acceso libre permite abordar las diferentes artes escénicas.